La vitamina D juega un papel fundamental en funciones tan diversas como la inmune, la cardiovascular o la muscular. Por tanto, su deficiencia está asociada a numerosas patologías como las cardiovasculares, las reumatoideas, la debilidad muscular o la osteoporosis.
Diversos estudios constatan la existencia de un déficit en los niveles de vitamina D en sangre en la población en general, y esto es importante porque su carencia podría comprometer su salud.
Esta carencia de Vitamina D resulta más habitual de lo que creemos entre los deportistas y constituye un problema relevante, ya que puede afectar negativamente al rendimiento físico y a la recuperación posterior del atleta.
Por qué es importante la Vitamina D
La vitamina D tiene un papel fundamental en el buen funcionamiento del organismo ya que interviene en muchos procesos fisiológicos como, por ejemplo, en la absorción y el mantenimiento de los niveles de calcio en los huesos.
Además esta vitamina presenta un efecto hormonal y poco a poco se le ha ido concediendo un papel relevante en la fisiología humana en general. Numerosos estudios se han realizado a lo largo de los años para poner en evidencia esas acciones extraóseas, entre ellas su acción en el sistema inmunitario.
La comunidad científica ha constatado que unos niveles óptimos de vitamina D mejoran aspectos como la fuerza, la potencia, la resistencia o la capacidad aeróbica.
Muchos profesionales insisten en que la suplementación podría ser beneficiosa para prevenir la deficiencia de este micronutriente en deportistas, pero siempre bajo prescripción de expertos.
Cómo podemos sintetizar la Vitamina D
La vitamina D puede ser sintetizada a través del contacto de los rayos ultravioleta-B (UVB) del sol con la piel. Estos rayos UVB convierten el precursor 7-dehidrocolesterol, el cual está presente en la piel, en D3 (colecalciferol).
Además la síntesis cutánea, la vitamina D puede obtenerse a partir de los alimentos, tanto de origen animal (colecalciferol) como de origen vegetal (ergocalciferol). Al ser sustancias liposolubles requieren la presencia de sales biliares para su absorción.
Déficit de vitamina D
Es complicado saber si tenemos déficit de Vitamina D porque no suelen aparecer síntomas muy visibles.
Lo que sí sabemos es que los niveles muy bajos de vitamina D durante largos periodos de tiempo pueden conducir a una pérdida de densidad ósea, lo que puede llevar a sufrir osteoporosis y fracturas.
La deficiencia severa también puede conducir a otras enfermedades. En niños, puede causar raquitismo, una enfermedad rara que hace que los huesos se vuelvan blandos y se doblen. En adultos, la carencia de la vitamina D conduce a la osteomalacia, que causa huesos débiles, dolor en los huesos y debilidad muscular.
En la actualidad, se sigue investigando sobre la vitamina D por su posible vínculo con varias afecciones médicas, incluyendo diabetes, presión arterial alta, cáncer y enfermedades autoinmunes.
Consejos
- Sol: Dado que la vitamina D necesita de la radiación ultravioleta del sol para su activación, lo primero que os recomendamos es la exposición a la luz solar durante aproximadamente 20 minutos diarios y, si no es posible al aire libre, al menos, hacerlo a través de una ventana (sin cristal).
- Dieta: La vitamina D está presente en algunos alimentos como son los pescados grasos (arenque, salmón, caballa), la yema de los huevos, los lácteos, el aguacate, la carne y los alimentos fortificados.
Para mantener unos niveles adecuados podemos incluir en nuestra dieta estos alimentos, pero sin sobrepasar las cantidades recomendadas para no producir otros problemas para la salud, especialmente en personas con obesidad.
Por eso si tienes dudas lo mejor es que consultes a un profesional dietista-nutricionista para que elabore un programa adaptado a tus necesidades, según la edad, peso o actividad física.
- Suplementos: esta vitamina la encontramos en muchos multivitamínicos pero nunca tomes complementos alimenticios por tu cuenta y consulta siempre con tu médico o farmacéutico.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), recomienda mantener concentraciones séricas de 25OHD entre 30 y 50 ng/ml (75-125 nmol/l) para conseguir los beneficios de salud que aporta la vitamina D.
Aunque es muy poco frecuente, la intoxicación por vitamina D puede ser grave: nunca tomes medicamentos con vitamina D por tu cuenta y consulta siempre con un profesional de la salud.