Agosto es un mes peculiar: para algunos, es sinónimo de descanso y vacaciones; para otros, representa una espera larga, un cierre de ciclo, una antesala del regreso a la rutina. A pesar de su aparente calma, es común que muchas personas sientan un agotamiento físico y emocional difícil de explicar. La combinación de calor persistente, baja motivación y una sensación de «no estar haciendo lo suficiente» puede desgastarnos más de lo que creemos.
Aprende a cuidar tu energía sin presión
Sostener tu energía en agosto no se trata de productividad ni de «aprovechar el tiempo» al máximo. Se trata de acompañar el ritmo natural del cuerpo y adaptar tus hábitos al entorno. Aquí algunas estrategias para hacerlo sin presión:
1. Elige alimentos que te sostengan, no que te pesen
En lugar de comidas copiosas o muy procesadas, opta por:
- Frutas con bajo índice glucémico (ciruela, manzana, cerezas).
- Proteínas fáciles de digerir como huevo, yogur natural o pescado.
- Grasas saludables como aguacate, frutos secos o aceite de oliva.
- Cereales integrales como la avena o el arroz integral.
Estos alimentos aportan energía estable y no provocan caídas abruptas que aumenten la fatiga.
2. Crea pausas reales, no solo escapes digitales
El descanso no siempre está en «tirarse en el sillón» con el celular. El verdadero descanso puede incluir:
- Dormir la siesta sin culpa.
- Escuchar música sin multitarea.
- Estar al aire libre sin objetivos.
Tu cerebro también necesita espacios sin estimulos para regenerarse.
3. Movimiento suave y consciente
Si no tienes ganas de hacer ejercicio intenso, no lo fuerces. Caminar por la mañana, estirarte, nadar o hacer yoga suave también es moverse y cuidar tu cuerpo.
4. Acepta que el ritmo lento también es válido
No todos los meses deben ser explosivos. Agosto puede ser una pausa activa para recuperar energía, pensar, sentir y simplemente existir.
Enfoque neurodivergente: regular sin exigirte
Para personas neurodivergentes, agosto puede tener sus propios desafíos:
- Hiperestimuliación: El calor, los sonidos del verano y los cambios de rutina pueden desregular fácilmente. Usa ropa cómoda, reduce ruidos y crea un espacio regulador en casa (almohadas, luz suave, texturas agradables).
- Inercia y fatiga: Si tienes TDAH, la falta de estructura puede hacerte sentir apático o desmotivado. Establece rutinas flexibles: por ejemplo, «hidratarme al despertar», «comer algo cada 3 horas», o «caminar al atardecer».
- Dificultad para anticipar el cambio: Agosto también es una antesala emocional a septiembre. Puedes usar visuales o escribir en una agenda para organizar pensamientos y reducir la ansiedad.
Cuidar tu energía no es egoísmo ni flojera. Es un acto de salud y de respeto hacia tu mente y tu cuerpo.